Y ahora que te veo
recuerdo
las enfermedades invernales,
los soles naranjas:
vitamínicos efervescentes.
Tu imagen se confiesa tímida,
insegura y triste,
libre de delirios de grandeza.
El mundo se te agranda y achica
cada dos por tres.
Ahora que te veo
recuerdo cómo se ven
los árboles en el otoño.
Cómo los ríos
vierten su sangre
en las venas del bosque.
Cómo pierden tiempo las nubes
y se deslizan las tormentas.
Nadie puede ver
más allá de tus ojos
en vísperas de implosión.
Y ahora que te vuelvo a ver
lo recuerdo:
tenés uno
de esos cielos propios
aturdidos en la multitud.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario