Vamos a entrar
por la puerta de atrás,
a robarnos las mañanas
de sol.
Saquemos los muebles
manchados por el mar.
No olviden los juegos
y los adornos.
No olviden la mesa
donde se compartieron
tantas cenas.
No olviden los días.
Nos robaríamos el sol
si no estuviera
encadenado al cielo,
y el mar
si cupiese
en algún lugar.
Echemos a los fantasmas del verano
y a la soledad
de 500 watts.
Saquemos las camas
y rompamos las ventanas.
Terminemos con el sueño.
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